La idea es sacada de los sueños de los niños y más que nada de las ideas de que sus muñecos se transforman en monstruos de noche.
Es por esto que, para generar aún más la idea de pesadilla, trabajamos el espacio con puntos de fuga y achicándolo al punto que toda la atención fuera a nuestro elemento protagonista, una muñeca con luz, que llora enjaulada.
El fondo es creado mediante capitoné rosa manchado, para dar más la sensación de antiguo y oculto.
El resultado fue un escaparate inquietante, donde el espectador saca sus propias conclusiones sobre sus miedos de niñez.
No te vayas a dormir…




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